sábado, 25 de enero de 2014

La herida

Acabo de terminar de ver la película española "La herida" y me he quedado impresionada. Si tuviera delante a Fernando Franco le daría un abrazo. ¿Cómo puede transmitir tanto una película que casi no tiene guión? La cara de dolor de Ana me ha calado hondo y, aunque me prometí a mi misma espaciar en el tiempo las entradas de mi blog, me he lanzando a escribir antes de que lo que siento se desvanezca.


Ahora me doy cuenta de que muchas personas que yo creía que eran malas estaban realmente enfermas. Como Ana. Pero parece que nadie la entiende. Quizás lo que más curioso me ha parecido es la actitud de su madre, que mira para otro lado. Es algo que no hago nunca pero que las personas tienden a hacer. ¿Por qué todo el mundo huye cuando hay problemas? Miremos para otro lado y hagamos que no sucede nada. No me cansaré de repetir que intentar vivir una vida sin enfrentarte a problemas es vivir en un mundo a parte, irreal, cobarde, infantil, inmaduro. Esconderse cuando viene la tormenta en lugar de aguantar debajo de ella es símbolo, únicamente, de debilidad. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Cuándo nos volvimos todos tan débiles? ¿Por qué nadie le pregunta a Ana en toda la película que le sucede cuando su gesto está pidiendo a gritos auxilio?




Ese es el tipo de pena que siente Ana (que no llora desconsolada hasta el último minuto de la película). Y no, no es que me sienta identificada con Ana bajo ningún concepto, es solo que la película me ha hecho sentirme mal. ¿Cuánta gente que tengo a mi alrededor necesita de mi ayuda? Quizás haya que amar a las personas cuando menos lo merezcan porque será cuando más lo necesiten. ¿Qué puede atormentar tanto a alguien como para que tenga ese tipo de conductas tan autodestructivas?




Ella ni siquiera quiere a su novio, solo quiere a alguien que le quiera, a un rendentor. Entonces me he parado a pensar en las parejas que he tenido hasta ahora (que han sido todas radicalmente diferentes) y no he logrado trazar la línea entre el amor y la búsqueda de la redención. Y me ha parecido muy peligroso porque, ¿si te redimen ya se acaban los sentimientos hacia ellos? ¿Por qué tendemos a buscar un bastón en lugar de esforzarnos por enamorarnos primero de nosotros mismos?




Hoy lo he entendido todo. Y si me estás leyendo te quiero decir que lo siento, porque debería haberte dejado hace mucho tiempo para que pudieras encontrar la paz que tanto ansias tener. He comprendido que hay que dejar a la gente que se vaya de tu vida para que puedan salvarse a si mismos. Es el mayor acto de generosidad y de amor que puedes hacer por una persona. Dejarse que se vaya de tu lado para que lidie con sus conflictos en solitario. Me ha horrorizado pensar que, cuando retienes a alguien, puedes estar hundiéndole en un pozo del que nunca podrá salir. Hoy lo comprendí y cerré la herida. Hoy me di también cuenta de la importancia de saber cerrar el pasado, aunque para ello haya que traerlo al presente y aunque soñaré con Ana y trataré de pensar en cómo podré ayudar a aquellas personas que no pueden luchar solas.


Me despido con Damien Rice, como una manera de pedir perdón por haber cometido "crímenes de guerra" porque aunque han sido pequeños, no he tenido excusa.



2 comentarios:

  1. Mariquita..que precioso es todo lo que escribes. Es increíble como las palabras siendo tan simples, pueden transformarse en dulce poesía.
    Me gustaría mucho hablar contigo. Escríbeme! raquel_ruiz17@hotmail.com

    Samanta Raquel.

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  2. Muchas gracias Raquel por tu comentarios. Me hace mucha ilusión que te guste. Te escribiré un email. Un abrazo, Mariquita.

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