Entra. Sin llamar a la puerta. No pasa nada, el timbre no funciona y deje, a conciencia, la puerta sin cerrar. Entra. Entra y revuelve. Agitame como a un olivo. Creo que aun pueden caer aceitunas.
Sigue dándome la mano por las calles, dejándome tu abrigo cuando llueve o regañandome cuando me fumo un cigarro a escondidas. Sigue. Sigue con el presente sin obligarme a prendarte mi alma. Sigue besandome la frente y la punta de la nariz. Sigue intentando llegar a la versión de mi que alguien robo hace un tiempo. No te ex quiero, ni te requiero. Nunca demasiado pronto y nunca demasiado tarde para nada. Pero tiembla. Tiembla no solo de frío sino también de alegría. De nervios por enfrentarte a lo desconocido. De miedo por que existe la remota posibilidad de que lo que hoy tienes mañana se te escape. Rie. Riete conmigo, de mi, de la vida, de esta ciudad tan llena de gente pero tan solitaria.
Coge una botella de aquel vino blanco y ponme las canciones de Leonard Cohen y como el mismo diria dance me till the end of love. No me dejes dormir, tenemos que ponernos al dia. Déjame despierta hasta que los sueños ya no duelan. Aparentemos ser dos locos. Creemos un mundo y vivamos dentro de el. Podriamos construirlo debajo de nuestros edredones. Comamos y bebamos. Brindemos porque respiramos. Porque nos levantamos. Porque estamos progresando adecuadamente en el arte de amar.
No te impacientes, no hay prisa mi vida. Tenemos aun mil vidas.
miércoles, 29 de octubre de 2014
sábado, 11 de octubre de 2014
A mis futuros hijos.
Llevo casi un mes pensando bien que deciros. Creo que, por fin, he descubierto que las palabras por escrito perduran por el tiempo. Quizas por eso me he tomado un mes para pensarlo bien. También he estado a dieta, de malas energías. He aprovechado a descarrilar trenes que no me llevaban a ninguna ciudad bonita, como las que se merecen las mujeres buenas.
No se que edad tendréis cuando os enseñe esto. Lo único que se es que sola o acompañada vosotros naceréis. Solo espero que no os haya parido en Londres. Eso complicaría mi discurso mucho mas. Creo que lo mejor de la relación entre padres e hijos es el amor incondicional. Aun no se lo que es ser madre, pero imagino que algo muy animal. Sois, bueno seréis, personas nacidas de mis entrañas. No hay nada mas primitivo que eso. El amor incondicional es aquel amor que perdura en el tiempo. Yo os querré y cuidare hasta que me muera, pero no sin antes advertiros un par de cosas.
El mundo, en general, es un sinsentido. La gente pierde salud por el ansia de alcanzar algo completamente volátil e insustancial. A las personas no les da vergüenza desnudarse pero si, en cambio, se ruborizan o no quieren hablar de sus sentimientos. Nunca os desnudéis delante de nadie que no sepa lo que sentís. Ahora vivimos en un momento en el que todo vale. Pero no os engañéis, no todo vale, no todo esta permitido. La frontera de vuestra libertad delimita con el dolor ajeno. Si hacéis daño de manera consciente no estáis actuando de forma libre, sino enferma. Nunca lo perdáis de vista, el karma existe.
El amor es el motor de todo. De eso vivimos, o deberíamos, vivir. No me refiero a un amor de pareja. Hablo del amor en general. Amar lo que hacéis, quienes sois, a quienes tengáis a vuestro lado. Pero, por encima de todo, quereros primero a vosotros mismos. Me da igual lo que seáis, como vistáis, si sois homosexuales o no. Las etiquetas no importan. Un bombón de chocolate que esta podrido no esta bueno, aunque el envoltorio sea precioso. De nada sirven los envoltorios. Al igual que el maquillaje, la ropa, los tacones, o dinero no sirven para camuflar el hedor de una persona enferma por dentro. Por eso debéis trabajar por igual la parte física que la intelectual.
No perdáis a las personas a las que queréis. El amor no se explica ni se habla. El amor se vive y se siente, se huele, se come, se mastica, a veces se escupe, se llora. Pero no se habla. Perseguid a aquellas que te hacen vibrar, mientras seáis jóvenes, teneis todo el tiempo del mundo. Porque luego, cuando pasa el tiempo, ves las fotos de esa persona con otra y se tatúa una mueca triste en la cara. Las relaciones se trabajan. No existen las historias en la que una parte es la idolatrada. Es un dar y recibir. Ahora hay un mal común, entre la gente de mi generación. Yo le llamo impotencia emocional. La gente va tan encorsetada que deja poco espacio para la imaginación y la espontaneidad. Que nunca os de vergüenza decirle a nadie que le queréis. Es el mayor acto de valentía al que os vais a enfrentar nunca. Sed espontáneos, es como una bofetada de aire fresquito en la mitad de cualquier agosto madrileño.
Sed empaticos. Practicar la empatía a diario. Antes de juzgar, pensad en esa persona. La vida no es fácil para nadie. Dar gracias a diario por lo poco o mucho que tengáis. Siempre puede ser peor. Luchar y luchar. Nunca dejéis de hacerlo. Hablar la verdad aunque vuestra voz os tiemble. Si vais a contracorriente o no comulgáis con absolutamente todo lo de vuestro entorno entonces estáis en el bueno camino. Preguntad. Todo el mundo esconde una gran historia. A mi siempre me pasa. Gente desconocida se acaba abriendo. No es que tenga un don, es que he aprendido a escuchar.
Vivid y vivid y vivid. Una y mil veces vivid. Reir, llorar, amar. Sentid todo con intensidad pero sin caer en una espiral autodestructiva. Una pizca de drama, sin pasarse. Que no os tiemble el pulso a la hora de tomar decisiones en las que creéis. Si os caéis, yo, aunque viejecita, estaré ahí para ayudados a poneos en pie.
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